Negros, albinas, Chunguitos, Tamarón

Vaya fin de semana más raro he tenido. A saber: el viernes fui en un taxi conducido por un negro. No os parecerá un hecho extraordinario, pero pensadlo: ¿habéis montado alguna vez en un taxi conducido por un negro? No vale en Kenia, hablamos de Madrid u otra ciudad del país de la abstención. Yo, jamás. El tipo era africano, de hecho ponía música africana en su radiocasete (término de "El Hombre Desactualizado", por cierto); curiosa la cosa. Así que me dio por pensar: ¿qué oficios no suelen desempeñar gente negra en España? Y se me ocurrieron unos pocos: Lehendakari, Capitán Iglo, sereno, el que va con la escobilla en el curling, acomodador de cine (por razones obvias de incompatibilidad cromática), periodista del corazón... Si se os ocurre algún otro, me lo contais.

Al día siguiente cogí el metro y presencié una imagen simplemente acojonante. Iba una tía albina en el vagón comiéndose un chicle de fresa. La chica hizo una pompa y se le explotó en la cara. Juro por mis muertos que no he visto nada más gracioso en mi vida. Imaginad a la tipa, con esa piel transparente recubierta por una tela de chicle. Increíble. Era una imagen del National Geographic ("Y la medusa es capturada por la moderna red de plástico...") o del supermercado, como esos filetes de pollo que vienen envueltos en papel transparente. Su escasa pericia para despegarse el chicle acrecentó mi descojone. Casi me muero.

El domingo salí de currar a las dos y pillé otro taxi. Cuando llegué a casa me puse a ver el All Star y en un descanso hice zapping y vi a Los Chunguitos cantando "Sin documentos" vestidos de metrosexuales. Aquello era una mezcla entre el feo de Ketama e Iván Helguera. Terrorífico. Menos mal que el lunes pude ver el programa de Dragó. El Marqués de Tamarón me da la vida, vaya crack el amigo. Le sentaron con tres escritores y un crítico y se pasó todo el rato llamándolos progres ("el tedio progre", dice) y haciéndoles incubar un odio complicado de disimular para los chavales. Genial. El tipo acabó cuestionando que Orwel fuera de izquierdas.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.