Quic's World

Todo es marcha, amigos.

Wednesday, September 21, 2005

"Las hilarantes aventuras de Fúbol Esasí" (1)

La historia de amor de los Esasí, Fúbol y Paradinha, no fue un partido fácil. Paradinha ya hablaba desde hacía un tiempo con Oliveraton, y Fúbol con Panenka. Ambos se conocían del pueblo, de ir a los bares (el Fondo Sur, el Tribuna Preferente), de toda la vida, pero realmente no se hacían mucho caso el uno al otro. Fúbol era un hombre de catenaccio en el amor, celoso de todo aquel que se acercase a Panenka. Prefería puntuar en casa que arriesgar fuera. Paradinha sólo tenía ojos para Oliveraton.

En esto que una noche coincidió que Oliveraton y Panenka no quisieron salir a tomar algo con sus parejas. Él, porque no se encontraba al 100% y prefería reservarse para otros partidos más importantes; ella, por una rotura de fibras que le mantenía en el dique seco. Así que Fúbol y Paradinha se encontraron con sus pandillas (curiosamente, eran once contra once) en el Gol Fantasma.

Sonaba "La Copa de la Vida" de Ricky Martin, y entre "olé, olé, olé" y "go, go, go" ambos chocaron. Apenas habían cruzado unas palabras en toda su vida, pero el fútbol tiene estas cosas y de repente intercambiaron saludos cordiales. "Esto está hasta la bandera", dijo Fúbol. "Efectivamente, no cabe un alfiler", aseveró Paradinha. La magia del fútbol haría el resto.

La conversación era fluida. Hablaron del rombo en el medio campo, del papel del media punta en el fútbol moderno, de la necesidad de que los laterales corrieran la banda. Enseguida empezaron a acercar posturas y todo acabó en la cama de Fúbol, que, ausentes sus padres, decidió invitar a Paradinha a dejarse caer en su área.

Apenas unos meses después, Paradinha tuvo una falta sin barrera. "Tengo un libre directo", le dijo a Fúbol, "y el autor de la jugada eres tú. No hace falta ni moviola". Fúbol, enamorado como estaba y alejadas sus posturas cada vez más de Panenka, se sintió halagado y emocionado. Al día siguiente fueron a Rafa, un ginecólogo amigo de Fúbol, que viendo la ecografía señaló el punto fatídico: "Penalti y expulsión", dijo. "¡Rafa, no me jodas, me cago en mi madre!", respondió Paradinha, que sabía que la experiencia es un grado y que no estaba preparada para este envite de la vida.

Así que tocaba casarse. En el pueblo nadie aceptaría otra cosa que no fuera una boda de penalti. Paradinha le contó a sus padres que tenía decidido abandonar a Oliveraton y casarse con Fúbol: "Estoy encantada con mi nuevo club. Creo que aquí tengo más oportunidades de ganar títulos", le dijo a sus progenitores, que, cabreados, se negaron a negociar con Fúbol y exigieron la cláusula de rescisión íntegra.

Y se casaron. La iglesia estaba llena, se colgó el cartel de no hay billetes. No faltaron los comentarios reprobatorios ante el estado de buena esperanza de Paradinha, pero Fúbol lo tenía claro: "El público es el que paga y tiene derecho a expresarse".

En el tiempo en que Paradinha estuvo preñada sólo discutieron una vez y fue por el nombre del vástago. Ella quería llamarlo Carrilero, pero él lo tenía más que claro: se llamaría Fúbol, como su padre y su abuelo. "¿Pero qué demonios es Fúbol?", preguntaba ella sobre el origen de tan estrambótico nombre. "Fúbol es Fúbol", respondía él con naturalidad. Y nació nuestro héroe, Fúbol Esasí, un extraordinario ser, un galáctico de la vida, un crack.

Mañana, el segundo capítulo del ya best seller "Las hilarantes aventuras de Fúbol Esasí".

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.

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