Exaltación de la decadencia

Hace poco he aprendido a buscar de dónde llegan las visitas a mi blog. Es un juguetito la mar de cachondo, de manera que es posible que esta semana trabaje aún menos. Y así será porque he descubierto que a través de esto se pueden sacar conclusiones muy válidas.

Algunos de mis usuarios han llegado hasta Quic's World escribiendo "los hijos de rita irasema", "cancion agarrame la manguera", "videos de humor salto con pertiga", "GRANDISIMAS TETAS sms" o "LOQUILLO IMBECIL" (sic todos ellos) en diferentes buscadores. El mejor sin duda es "el que habla sin saber". Muy propio.

Pero gracias a este Método Milton he descubierto que desde este blog se puede medir la decadencia profesional de dos de mis grandes mitos de los últimos tiempos: Enrique Anaut y Rafa Lechner.

Para los que sois memos, paso de deciros quién es cada uno de estos genios. Sólo contar dos anécdotas personales con ellos: a Anaut le grité desde una moto un (inserte palabra) tan freak como "¡Enrique Anaut!" cuando él entraba en un taxi en la plaza de Bilbao; a Rafa Lechner lo paré en el metro cuando él estaba en el tope de su carrera y yo empezaba a estudiar, y el tipo se tiró el rollo y nos hizo una visita guiada por la redacción de CNN+ en la Torre Picasso a G, Scotchbrite, Arbusto y servidora. Leyenda viva.

Anaut ha caído en los abismos profundos de la canción. No le cogen ni en los musicales como extra sin frase. Él quiere seguir siendo cantante, el pobre. No lo conseguirá.

Lechner salió de PRISA para ir a Telemadrid, y perdió todas sus habilidades. Yo siempre había sido muy fan de él, pero la verdad es que el tío se equivocaba y era como Gabilondo haciendo el telediario, pero en guapo. Recientemente leí un reportaje de viajes suyo en El País.

Pero un dato remite a su decadencia profesional total: si tecleas Enrique Anaut en Google, el quinto sitio web que sale es éste que lees. ¡El quinto! Si escribes Rafa Lechner, el sexto enlace que aparece es a éste vuestro blog. ¡El sexto!

Tíos, os quiero. Este blog se rinde a vuestros méritos profesionales sin dudarlo.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.