El Hannover en coma (¿etílico?)
«Joder, pues como quieran incinerarlo lo del Windsor va a ser un ninot indultat a su lado...». Qué malas son las lenguas de sangre azul, que esas sí que se muerden y se envenenan, por razones obvias. El Hannover (que es como si al Marichalar le llamáramos "El Lugo", una ordinariez) pasaba de ir al entierro del suegro y ha rizado el rizo: si en la boda de Felipín se agarró un trozo y le robó el peine y el secador a su señora para no ir, de ésta se libra por razones de fuerza mayor. ¡Qué crack el amigo!
Dicen que tiene el páncreas hecho foie gras (como mi cuñado, donará su cuerpo a la ciencia y su hígado, a La Piara) por la costumbre de darle al tema. Visto lo cual, y dando por sentado que con la pasta que tiene el amigo habrá consumido su buen whisky de ocho años para arriba, el garrafón toma una nueva dimensión. La realidad es que la invasión de las garrafas mutantes en nuestros higadillos es un fenómeno reciente y que los "hijos de la garrafa" veremos cómo estamos cuando lleguemos a la respetable edad del Hannover.
Por otro lado, como palme a la buena de la Carolina (que no es la patria chica de Bartolín, no) le va a crecer una fama de gafe (o de algo peor) de no te menees. El anterior, el Casiraghi, tuvo un accidente marítimo así como muy sospechoso, y que éste Hannover, con todo el background que llevaba, de repente le dé un bajón como éste -que ha sido a alto nivel, como sus trozos- es bastante sospechoso. Con la cara de buena y lo buena que está la mayor (la otra, la bombero, nunca me gustó), resulta que los mata callando. De lo malo malo, el Hannover tendrá viuda que lo llore, no como el Papa. Jo, qué gracioso soy (y ésta, copiada).
Y ahora que Rainiero tuvo a bien palmar, en duro sprint final en el que el Papa ganó por un cuello -tembloroso-, toma las riendas del puticlub ese que es Mónaco el Albertito, que siempre me pareció un cowboy ajulandrado con esas corbatitas a lo Luis del Val (¿cómo se llaman esas corbatas?), y que seguro que seguirá con la historia de cachondeo máximo que es la monarquía del segundo estado más pequeño del mundo.
Por lo demás, a mí me jodería que se muriera el Hannover. Le da vidilla a las monarquías: pega a la gente, mea en las esquinas, se entroza... Todo lo contrario que estos nuestros, que a lo sumo conducen con una mano escayolada o se soban en el fútbol. Si es que son un coñazo. ¡Larga vida al Hannover, El Soberano!
0 Comments:
Post a Comment
<< Home