Otro escote es posible

Victoria Prego es pequeña, peluda, suave; tan blanda por fuera, que se diría toda de algodón, que no lleva huesos. Es etérea, monjil, vaticana; tan dulce, que se diría toda de azúcar, que no lleva maldad. Ella es la bondad personificada, como la Transición, limpia y blanca que no empaña.

Es, posiblemente, uno de los seres humanos más detestables que existen sobre la faz de la tierra a ojos de Quic, que son los que importan, al menos en este blog. Tan buena, tan pura, que quien piense que es una pedazo de facha redomada, amiga de lo políticamente correcto y las causas defendibles en su trinchera, va destinado al fracaso. Trincona, paniaguada, mediocre. No se conoce político o periodista que la haya atacado mordazmente, porque la maldad no va con ella.

Desde aquí, Quic va a osar darle una hostia metafórica. Vicky, cariño, enseña algo de pecho. No hablo siquiera de canalillo, sino de parte media-alta del esternón, un poquito de carne por debajo de las clavículas, algo de chicha. Existen los cuellos que no ahogan. Se puede vivir sin esa opresión. Se puede enseñar por debajo de la nuez. Otro escote es posible, Victoria.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.