El Real Madrid

No desde siempre, pero sí desde que tengo raciocinio (o lo que sea), he odiado al Real Madrid. Me cae mal, me alegro de que pierda todo el rato y ahora, en esta etapa de mejordelmundismo que vive, más. Algunas veces, cuando coincido con madridstas honestos, trabajadores y modelo de ciudadanos, o cuando aplauden al Barcelona, me pregunto si a veces no soy demasiado sanguinario con mis críticas hacia ellos. Porque me sobro, me sobro un huevo, mucho más que con cosas aparentemente más importantes.

Pero el pensamiento me dura poco. Tan poco como echar un ojo a la calle, mirar algunas cosas en Internet o ver la tele. Escucho lo de los valores del madridismo (escuché una vez a Florentino hablar de los valores de ¡ACS!) y me da la risa floja, escucho con atención la prepotencia del madridista medio y, sobre todo, veo el poder que ejerce ese club en todos los estamentos de la sociedad y me vuelve la mala baba. Me alegro y me alegraré de todo lo malo que el pase al Madrid: me alegro de que se lesione Raúl, así de claro. Yo quiero estar lesionado y tener la pasta que tiene él. No tengo ningún cargo de conciencia por decirlo. Me alegro de que pierdan siempre. Entre otras cosas, porque me acabo de pasar por la web del Madrid. Y la crónica del partido contra la Real empeiza tal que así:

"Lo que no consiguió la lluvia (un diluvio) ni la Real (inferior en todo momento), lo logró el árbitro, al señalar el penalti más absurdo de la historia. Así se desniveló un partido dominado por completo por un gran Madrid (70% de posesión), que “inundó” de buen fútbol Anoeta en su mejor primera mitad de la temporada."

¿Y yo qué hago? ¿Me quedo parado? ¿Me sonrío? No: me cago en la reputa que parió a los de la Real por no haberles metido siete. Y vuelvo a ser un antimadridista furibundo. A Dios (Florentino) gracias.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.