¡Qué glamourazo, tía!
Con todos ustedes, la bajista de los Magic Numbers, Michele Stodart. Una cumbre del glamour, la muy jodía. Desde los tiempos de las jebis de la línea dura, con camiseta de Slayer, pantalones pitillo, pelo efecto catarata de puntas escasamente ciudadas y Yumas grises y naranjas no había visto nada igual.
En un ejemplo de mal gusto sideral, muy poco común en este blog en el que el glamour no sólo predomina sino que reina, destaco a la protagonista de los sueños húmedos de El Hombre Topo de lo visto anoche en el concierto de aquí los amigos. Y digo que es de muy mal gusto porque: A) Disfruté como un niño con lo bien que tocan, lo buenos que son y lo fácil que hacen esto de la música: ten buenas canciones, tócalas muy bien una detrás de otra y tendrás el concierto del año; y B) Me encantó el contraste entre lo "trendys" que son los Magic Numbers y lo mucho que hacían bailar y disfrutar a la panda de marigilis modernos que poblaban el lugar, atónitos ante estas verdaderas estrellas del pop que, en el fondo, son todo lo que la modernez odia.
La chavala tiene lo suyo, pero toca y canta de cojones. Y buscarle una foto en la que salga especialmente desfavorecida sólo puede ser fruto de una mente enferma, o sea yo. Muy grandes los Magic Numbers, muy grande esta chica y muy grande yo, por extensión, al estar allí y escribir este sensacional post. Uno más. ¡Viva el glamour, tías!
El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.
2 Comments:
Son muy, muy buenos y divertidos, y encima las tías son feas ¿qué más se puede pedir a un grupo?
El otro día en la reunión de jerifaltes de la fábrica de tornillos el jefe mayor criticó haberles dado carrete a estos tíos: "Los majik númbers, eh... ¿tú los conoces, Vicente?" le dijo al tío más rancio de la sala, que, en efecto, no los conocía. "¿No hubiera sido mejor dar más grande a Riki Martin?" En fin, si las tías hubieran estado buenas, otro gallo nos cantaría...
Sí, estoy enamorado. La tía tiene una sonrisa que, cuando tienes ocasión de verla entre los pelazos ésos, hace que tus testículos se hagan supercolegas de tus amígdalas. Pega unos mastilazos de bajo que mejor no imaginar qué otras cosas puede saber hacer.
Y disfruta con lo que hace. Se lo pasa igual de bien tocando para un montón de gilitrendies que para un rebaño de ovejas ponedoras en su wherever natal. Es sencillamente feliz. Me quedaría mirándola horas, de pie, con dolor de espalda, daría igual.
Qué manera de tocar el bajo, amigos. Y de moverlo. Y de tocar y de moverlo a la vez. Llevo desde anoche sin dormir. La amo tanto que hasta amo a su hermano. Pero no quiero hablar de ello porque, queridos hermanos, el amor es dolor.
Y Quic ha puesto el dedo en la llaga, el muy psicoanalítico. Se ve que sabe de topos.
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