Le Tour de Juana

Los vascos son un pueblo muy aficionado al ciclismo. Las hordas de ikurriños desperdigados por las laderas del Tourmalet animando a los del Euskaltel son afamadas en el mundo entero. Yo pensaba que era por el cilcismo, pero no: simplemente les gusta animar por las laderas.

Quedó clarinete ayer en Le Tour de Juana, la etapa de ayer en la que una ambulancia cerrada era cercada por chavales que, al grito de "¡Vamos campeón!" o "¡Va, que no queda nada para la cima!", jaleaban a Iñaki en esta nueva modalidad de deporte vasco.

Al tío se le ha quedado tipín de ciclista, aunque yo he visto ciclistas y corredores de fondo más delgados, ésa es la verdad. Eso sí, el moreno ciclista no creo que lo tenga, por razones obvias. De Juana llegó a meta entero y con el deber cumplido. De un saltito se bajó de la ambulancia y supongo que al llegar a su habitación le harían un podio y le pondrían el maillot de barras verticales negras. Una gracia pésima esta última y una gilipollez integral, pero si no la pongo en este blog, que es mío, ¿dónde?

Me jode que De Juana haya dejado la huelga de hambre (¿por qué se llaman huelgas de hambre si no haces huelga al hambre, sino a comer? ¿No deberían llamarse huelgas de comida?) porque se me había ocurrido una broma muy hilarante para hacer así en reucniones con amigotes: "Lo paso peor que De Juana en el Museo del Jamón". Aquí queda blanco sobre negro, pero ya no será igual.

También me jode el pobre Otegi, que estaba ahí en Trebiño con su termo de sopa, supongo que en una ladera en plan fan que le da botellas de agua a los cilcistas, y De Juana pasó de cogérsela. Una decepción grande debió ser ésa. Muy mal De Juana, en plan estrellita ahí.

Se dice ahora que De Juana ha empezado a tomar calditos y eso. Vaya vasco de los cojones, añado yo. Con lo bien que se come ahí y la cultura de zampar que hay, y el gilipollas en plan "no quiero coger estos kilitos que he perdido". Terrorífico. Y es que, aunque no es hombre de palabra, tampoco es tonto: con lo que le ha costado quedarse como está, no se va a dar dos atracones y a tirar por la borda todo su sacrificio.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.