Soy Quic y a mí me engañó un puto australiano
Martes noche, fiesta en piso de amigo de amigo. Ascensor, interior, noche.
Friki australiano, rubio, cara de empanado máximo. Entra en el ascensor. El amigo que es el amigo del de la fiesta hace de cicerone para que el chaval se integre. Subimos al piso. El australiano ríe con cara de bobo, a mayor abundancia la suya. Entramos en el fiestódromo.
Martes noche, fiesta y tal y tal. Piso, interior, noche.
No se sabe cómo estamos en una terraza bebiendo rebujito (desconocido por mí hasta ahora) y sangría. Todo con mucho glamour, como podéis comprobar. Suenan los Sexy Sadie para añadirle glamour al asunto (luego llegaría Melendi, pero eso es otra historia). Conversación a-ver-si-el-guiri-atontao-éste-se-integra. Le vacilo un poco, pero lo justo para que se dé cuenta. "Los españoles odiamos a los koalas porque se comen los eucaliptos, y éste es un país que ama los eucaliptos". Le abro mi paquete de kleenex con olor a menta para reforzar mi tesis. Risas entre dientes.
Él contraataca: "El problema en Australia son los dropbears. Son como koalas, pero más grandes, y se lanzan desde [lugar impreciso que no llego a entender por mi inglés palentino] y atacan a la gente. Cuatro veces al año hay que pagar a gente para exterminarlos". Simple y llanamente, me lo creo. No llego al grado de alguna mongui que le pregunta por qué ella, que lee el National Geographic, no los conoce, pero ahí ando.
Martes noche, ya sabéis donde. Cocina, interior, luces de fluorescente
Mi amigo le cuenta a sus amigos cómo va lo de los dropbears. Empiezo a ver cómo crecen las anécdotas sin control, porque utiliza el verbo "planear" para definir la caída de los dropbears desde "los tejados de los edificios". Ellos comienzan a hacernos ver que nos han estado vacilando, y tomo conciencia de que un puto australiano me ha timado. No era tanto la historia que contase, sino que era imposible que ese tío nos vacilase. Por Dios, era un puto friki llegado desde las Antípodas (Anti-podas; Locon-trario) al que habíamos integrado a marchas forzadas en el lugar.
El australiano aparece por la cocina. Le pregunto. Dice que sí, que es una broma típica australiana, "la versión australiana de los gamusinos", resalta mostrando una integración desconocida con esa cara. "Es que la gente se cree que yo iba al colegio montado en un canguro", se justifica. Y yo me río, pero me cago en la puta madre de la Commonwealth en pleno. Me ha timado un puto friki australiano.
Orgullo herido, pies arrastrados, bajón general. Me piro de la fiesta del amigo de mi amigo. Medito sobre si volveré a esa puta casa, igual que Clemente juró no volver a ese puto campo.
El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.
3 Comments:
Rebujito: seven up con fino. Una bebida impropia de un caballero, Don Quic. Si no hubiese V. bebido semejante cosa, su chispeante brillantez hubiese impedido que el Kangaroo reciclado ése le timase. Sépalo para la próxima vez: no beber rebujitos junto a aussies ;-D
BTW, a mi los aussies me caen bien. Cuando les entiendo ese acento tremebundo que tienen, claro.
hans.. ¿BTW= By The Way?
Quic, lo de las letritas para evitar spam es un auténtico coñazo...
BTW = Baidegüéi.
En otro orden de cosas, lckjh. Esperemos que no sean siglas. Un acrónimo ya se ve que no, salvo que uno sea polaco, por lo menos.
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