Vas a verme por la tele (II)

Quic y la tele han sido dos mundos tendentes a converger algún día. Ese día no ha llegado definitivamente, pero cada vez la tele me llama más, lo que no deja de ser un signo. Igual mi destino no se cumple y acabo mis días en la prensa escrita o vaya usted a saber dónde, pero vamos a intentar lo de la tele hasta que sea humanamente posible.

Habitualmente voy a un programa que no ve nadie a soltar charletas de lo mío. Es lo más fácil del mundo: vas allí, dices tres tontadas y te vas a casa. Bien es cierto que no me han pagado nunca por ir; miento: una vez me regalaron unos DVD's... cuyo guión había escrito yo mismo. Inteligentes donde los haya.

El pasado verano trabajé dos semanas en una cosa que vio muchísima gente, con el pomposo cargo de redactor jefe. No me sirvió de gran cosa, excepto una excelente experiencia y algo de currículum. Bueno, y que de aquellos polvos vinieron los lodos del pasado fin de semana.

Y es que esos dos días debuté como guionista en un programa que ve poca gente, mucha menos que aquello que hice en verano y mucha más que a la que voy habitualmente. Hice correctamente mi trabajo; en el fondo, soy una isla de cordura y orden dentro del caos que es la tele. Nadie podría siquiera imaginar lo improvisado que es todo en la Caja Tonta. Ni de lejos. Ni lo alegremente que se gastan la pasta. Un ejemplo: había un invitado que a última hora decidió no acudir y la broma salió por 9.000 euros. El productor ejecutivo del programa, un tipo que me parece competentísimo y buena gente, se cagaba en los muertos del invitado fallido con profusión. Y con razón.

Hoy me han llamado para invitarme a un programa que verá menos gente que el que me dio trabajo el pasado fin de semana pero más que al que voy habitualmente. De nuevo es para salir en cámara y soltar una charleta de un tema del que yo sé un montón, con lo que de nuevo viviré la parte fácil de la tele: salir en ella. Iré un rato, contaré tres tonterías y me iré. De nuevo no me pagarán. Pero, como la canción, estoy pensando que así está mejor. La tele mola.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.