La paja en el ojo ajeno

La noticia es tal que ésta: "UN JUEZ DE CARTAGENA CONDENA A UN HOMBRE POR
"MANIPULAR MENTALMENTE LA IMAGEN" DE UNA VECINA".

Ocurrió en Cartagena (sí, Murcia) lo siguiente:

Un hombre de 39 años ha sido condenado por un juez del partido judicial nº 2 de Murcia a indemnizar a una mujer de 32, vecina de su inmueble, por "manipular mentalmente su imagen con una grave erosión de su dignidad sexual". La sentencia, que ha sido recurrida por la
defensa, ha causado un gran impacto en el mundo de la abogacía, pues es el primero que deduce responsabilidad penal de un acto de pensamiento. Según el auto, el acusado advirtió a su víctima en reiteradas ocasiones de que "si no bajaba la música y dejaba de traerse amiguitos a su casa, se haría dos pajas pensando en ella a cuatro patas". El propio acusado reconoció ante el juez haber cumplido su advertencia, "incurriendo en una grave manipulación de la identidad de otra persona" sin su consentimiento. Al parecer, ambos mantenían reiterados litigios relacionados con las costumbres de la demandante, que compartía su vivienda con estudiantes.
Durante el juicio, el abogado defensor le espetó al juez que "todo el mundo se ha imaginado alguna vez a otra persona en actitud sexual", e incluso le conminó a afirmar si él no lo había hecho nunca, lo que condujo a su recusación inmediata y sustitución por un abogado de oficio, lo cual ha sido objeto de recurso por crear indefensión al acusado. Según el Fiscal, "el problema no es tanto el hecho de tener esos pensamientos, sino el de haberlo comunicado". De otra
forma, "no hubiera sido posible denunciarlo". El acusado tendrá que pagar 150 euros por cada "acto", lo que suma 3.500 según la sentencia. (FIN DE LA NOTICIA)

Por partes:

- El abogado tenía más razón que un santo: el juez se ha hecho alguna que otra gayola a la salud de alguna vecina. Y además, me atrevo a pronosticar, la vecina le rechazó en repetidas ocasiones. La moral cristiana del juez, un señor hecho y derecho, le llevó a culparse a sí mismo del rechazo de la moza por su afición a la paja furtiva de inspiración vecinal. Y lo ha pagado este pobre.

- La piva es una golfa: no por follarse a todo quisqui, si no por hacérselo con estudiantes. Que tienes 32 años, tronca, que te pareces a La Gamba esa que describía Kurt en su blog (kurtonline.blogspot.com). ¿Qué te costaba hacerle un favorcillo a tu onanista vecino y así te dejaba en paz? Se hubiera conformado con cualquier postura, excluyendo incluso las cuatro patas (o 20 uñas, como dice uno de mi curro; metáfora antológica, por cierto).

- El condenado es un adelantado a su tiempo: tal y como va la burra y la afición que nuestros jóvenes han cogido cada vez más prematuramente a la actividad sexual (proporcionalmente a la extensión en el uso indiscriminado del tanga entre nuestras infantes del género femenino, que no infantas; qué grima, la Elena en tanga, ¿no?), en un futuro los diálogos entre chicos serán tal que así:

Ella: Manolito, ¿me comes las tetas?
Él: Pero si todavía no te han salido.
Ella: Ya, pero así vamos ensayando.

- 150 euros por paja es desproporcionado: de saberlo, nuestro héroe habría optado por buscar otras vías de alivio. Y bastante más baratas.

Conclusión de Quic (1): El refrán "ver la paja en el ojo ajeno" toma otra dimensión por la actuación de este pajillero y desalmado juez murciano.

Conclusión de Quic (2): Le debo pasta a un montón de tías. Escribid un mail las que os hayais visto reflejadas en una situación similar conmigo de prota. Hay que cumplir con la ley.

Conclusión de Quic (3): El estribillo "Sólo pienso en ti / ¡murciana! / porque eres una marrana" adquiere, también, otra dimensión.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.