Abre los ojos, Quic

Hay escenas cinematográficas que marcan a mucha gente. A mí "Abre los ojos" me encantó (creo que es una peli infravalorada, no os digo más) y la escena en la que el Noriega (¿el peor actor de la actual generación española?) corre por la Gran Vía vacía no es la mejor, pero sí la más impactante. Yo hago una broma que es un no parar de reírse la gente: cuando voy trozo perdido (trozo=borracho. Lenguaje de mi curro) y hay una calle desierta algunas veces imito al Noriega y todo el mundo sabe cuál es la peli en cuestión.

Esta mañana he venido a trabajar. Tú no, ya lo sé (y permíteme que añada: ¡hijoputa!), y no he tenido verdadera conciencia de qué día es hoy hasta que he paseado por las calles cercanas a la redacción. "El detonador / lo encontré sin buscarlo", se me ha venido a la mente. La voz de Fernando Alfaro acompañaba la escena: las calles desiertas, los comercios cerrados, un extraño silencio propio de la nada envolvía mi paseo.

Al margen del drama social que es que yo esté hoy aquí y tú tocándote los güevos en casa o en un centro de ocio de cualquier pelaje, la escena me ha gustado. Es interesante ver que las ciudades descansan, aunque Quic no lo haga.

Luego he abierto los ojos, y no porque me lo pidiera la voz de la Najwa, sino porque casi me hostio en un bordillo. Y he llegado al curro. Mis compañeros, que son unas "Almas en frotación" permanente consigo mismas, me han devuelto a la realidad. Hemos tomado el café y he hecho una entrevista. Tú, lector, descansas; yo mermo aquí. Así es el Mundo de Quic.

El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.