Hace tiempo Sue me criticó, con la inocencia y falta de mala leche que es característica en mi amiga y tertuliana, que todas las películas que iba a ver al cine me gustaban. Creo que me llegó a llamar 'coñazo'. Me marcó.
Bien, yo creo que tiene su lógica: voy al cine a ver pelis que creo que me van a gustar, y normalmente me gustan. Por ejemplo: si sale Philip Seymour Hoffman, me va a gustar. Sí, el tipo sale en 'Twister', pero obviemos esa mierda que tira abajo mi teoría. Si sale Chiquito de la Calzada, también me gustan (y eso sí que es 100%). Si sale Juanjo Puigcorbé o Manuel Bandera, ya puede ser buena la peli que se me va a atragantar.
Una de Coppola normalmente me mola. No es la 'prueba Chiquito', pero lo normal es que me guste.
El caso es que fuimos a ver 'Tetro', tú te agachas y yo... Mi sesudo análisis cinematográfico es el siguiente: una mierda pretenciosa que no salva ni Maribel Verdú, que es unas mil veces más guapa ahora que hace 20 años.
El caso es que yo no había leído demasiado de la peli. Si lo hubiera hecho, quizás hubiese ido al cine escamado y predispuesto, pues acabo de leer que la crítica había pensado, arriba-abajo, lo mismo que yo, y me hubiera hecho tener eczemas ver un artículo que presentaba el filme (que dirían los horteras) como el del gran trabajo del "iluminador rumano Mihai Malaimare Jr". Échate a temblar, my friend.
Bueno, que la cosa es que fuimos ATT, su madre y yo, domingo tarde total. Y a ellas les gustó, y a mí, como habréis podido comprobar, quedó lejos de gustarme. Normalmente voy al cine con ATT, y disentimos habitualmente sobre la peli. Pero quizá nunca había sido, yendo más de dos a la sala, el único al que no le había gustado. O, mejor dicho, ver que hay dos que dicen que ha estado chula y yo la considero un mojón del tamaño de Boston, Massachusetts. Mucha disparidad ahí.
Quizá sí que soy un coñazo, que diría Sue.
El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.