Sobreactuar
La escena en la ceremonia de entrega de los Oscar podría haber sido la siguiente:
- Personaje 1: Señor Nicholson, su hija ha muerto. Al parecer, una manada de lobos la arrastró hasta el bosque, donde la violaron uno a uno y la destriparon para dar de comer a sus crías. Necesitamos que identifique el cadáver por una pulsera; no hay otra manera.
- Jack Nicholson: ¡Da igual, me parto el ojete!
Cada vez que enfocaban a Jack Nicholson durante los Oscar el tipo se reía, o hacía un gesto, o montaba un pequeño show. Sobreactuaba, vaya. Es una de las cosas que más asco me puede dar: la gente que se hace notar sobreactuando.
Resulta especialmente patético verlo en gente mayor que ha sido alguien y que para no bajarse del chiringo de la fama se dedica a hacer imbecilidades impropias de su edad. Decir que se follan a un cubano de 20 años, ir a fiestas en discotecas, afirmar cosas impactantes en la tele sean o no verdad. El caso es seguir saliendo. Y como actuando normalmente ya no hay motivo para salir, hay que sobreactuar. Terrible.
El caso de Jack Nicholson es especialmente patético, porque el tipo sigue siendo un actor de categoría. Supongo que la gente cuando se hace mayor huye de sí misma y se refugia en el personaje que se ha creado. Le pasa a gente tan dispar como Xabier Arzalluz o Marujita Díaz. Y es bastante triste.
Pero más triste es ver al niño gordo inglés partir una hamburguesa rosa de un milímetro de grosor. ¿Cómo se puede ser tan torpe partiendo comida? ¿Qué pasa, que la gordura le da problemas de coordinación en las manos?
El Mundo de Quic, el Mundo de Quic. Marcha marcha, es genial.